No, los
fitoestrógenos no son estrógenos y la soja no es un “disruptor hormonal”
La soja contiene un grupo de sustancias antioxidantes
llamadas isoflavonas que pertenecen a la familia de los fitoestrógenos. Como la palabra fitoestrógenos significa estrógenos vegetales,
la conclusión rápida – y totalmente equivocada – es que al tomar alimentos con
fitoestrógenos estamos tomando directamente estrógenos.
Los estrógenos son las hormonas femeninas, producidas
por los ovarios, que regulan el desarrollo sexual y la función reproductiva en
las mujeres.
En los órganos
reproductivos, los estrógenos tienen un papel proliferativo: esto significa que
estimulan el crecimiento y desarrollo de estos órganos. Esto es natural puesto
que el objetivo es que el endometrio, los ovarios y las mamas se preparen para
la reproducción. Sin embargo un exceso de estrógenos, especialmente si se
mantiene durante mucho tiempo, puede producir un crecimiento excesivo o anormal
de algunas de las células de estos órganos, lo que en algunos casos podría
derivar en tumores.
Aunque los fitoestrógenos tienen una estructura similar a los
estrógenos animales, esta estructura no es idéntica y eso hace que sus efectos
no solo no sean los mismos que en el caso de los estrógenos humanos, sino que
de hecho en la mayor parte de los casos los fitoestrógenos tienen actividad
anti-estrogénica.
Es decir, es justamente lo contrario. Los fitoestrógenos, y en concreto las
isoflavonas de la soja, no son disruptores hormonales, sino moduladores de los
receptores estrogénicos – este es su nombre correcto y el que explica su
actividad y sus propiedades.
Los
fitoestrógenos actúan en la mayoría de los órganos humanos desarrollando una
actividad anti-estrogénica suave. En algunas situaciones, por ejemplo en los
huesos, los fitoestrógenos sí que tienen una acción estrogénica leve, mucho más
débil que los estrógenos humanos. Gracias a este comportamiento característico
los fitoestrógenos tienen efectos bastante beneficiosos en la salud humana. El
número de estudios que han investigado estos efectos es enorme y a estas
alturas, los resultados son bastante consistentes. No hay excusa para a día de
hoy seguir repitiendo bulos sobre los supuestos efectos perjudiciales de la
soja en los humanos.El consumo moderado de soja (el propio de los países
asiáticos como Japón, China o Corea: 1-3 raciones al día de productos como el
tofu, el tempeh, el miso, la leche de soja, y las habas de soja fresca – o
edamame) tiene los siguientes efectos en humanos:
- Acción protectora frente al cáncer de ovario, endometrio y mama. En el caso del cáncer de mama, los efectos protectores de la soja son mayores cuando el consumo empieza pronto, en la adolescencia o incluso antes, cuando el tejido mamario se está formando. En las mujeres que ya han desarrollado cáncer de mama, el consumo de soja se ha asociado con menor riesgo de recurrencias y mayor tiempo de supervivencia.
- Acción protectora frente a la pérdida de masa ósea tras la menopausia.
- Posible acción protectora frente al cáncer de próstata en varones (todavía no hay suficientes estudios al respecto, pero los que hay señalan un efecto beneficioso).
- Posible acción protectora frente a las enfermedades cardiovasculares, ya que tiene efectos hipolipemiantes (ayuda a disminuir el colesterol-LDL en sangre, y probablemente también los triglicéridos).
En definitiva,
el consumo de 1-3 raciones al día de soja y derivados no tiene ninguna
consecuencia negativa para la salud, y puede tener efectos positivos,
especialmente cuando se lleva a cabo de manera regular desde los primeros años
de vida y en la misma forma en que lo han hecho siempre las poblaciones
asiáticas: en forma de tofu, tempeh, miso, natto, edamame y leche de soja (y
menos como concentrado de proteína de soja).
La única
precaución la deben tener las personas con problemas de tiroides, porque la
soja puede interferir con la absorción intestinal de la hormona tiroidea que se
usa como tratamiento de reemplazo. En estos casos hay que tomar la medicación a
una hora en la que no se tome soja; y asegurarse de recibir unos aportes
adecuados de yodo con la alimentación.
alimemtacioisalut.david@gmail.com